¡Una tarde llena de presencia consciente y color! Sacamos colores pastel y gouache para un viaje creativo juntas. Es mágico cómo el arte puede unir almas y crear vínculos fuertes. Es fascinante cómo el arte puede ser tan terapéutico y espiritualmente enriquecedor. A través del arte podemos expresar verdaderamente nuestros sentimientos y encontrar un lugar de paz y tranquilidad. Me siento muy agradecida de compartir estos momentos especiales con mi hija Claudia y experimentar el poder mágico de su creación.
Cuando mi hijo Enzo era pequeño yo le hacía cajas. Juntos pasabamos horas jugando en los "pequeños mundos" que creamos dentro de ellas. También creabamos pequeños mundos mágicos por todo el departamento. En las macetas vivían seres que a través de los granos de polvo realizaban viajes interplanetarios hacia otras macetas. Debajo de la mesa podíamos crear paisajes fantásticos con dinosaurios y figuras míticas. La pequeña araña, "Sebastián Vallejo", que lleva el nombre del héroe de una telenovela colombiana, era dueña y señara de su propio mundo en un rincón de la cocina. Cuando yo era niña, en los tiempos turbulentos de la Argentina de los años 70, nos mudábamos a menudo y no pocas veces teníamos que escondernos. Entonces, también creaba pequeños mundos en cajas de cartón que podía llevar conmigo a todas partes. En mis cajones guardaba muñecas de papel, mis cuadernos, recortes de cómics y artículos sobre agujeros negros, galaxias y quásares. Lo que alguna vez fue l...