El 9 de mayo del 2023, nació Infinito-Mindfulness. Elegí el día 9 para fundarlo como un acto simbólico y personal. Desde niño, mi hijo siempre me decía: 'Te amo, mami, hasta el infinito punto rojo'. Desde su fallecimiento el 9 de septiembre del 2020, cada día 9 se ha convertido en un ritual sagrado. Frente a su tumba, intentaba crear un 'pequeño mundo' con plantas y flores, como los mundos de fantasía que creábamos juntos cuando era pequeño, para mantener vivo su espíritu y nuestra conexión.
Comencé este proyecto sin tener muy claro qué estaba haciendo, pero con un deseo inmenso de crear herramientas para ayudar a otros que estuvieran pasando por momentos difíciles. Al principio, me centré en la prevención y postvención del suicidio, coordinaba un grupo de madres en mi misma situación y ellas me dieron la confianza para transmitir lo que iba aprendiendo.
Pensé en cuál sería la mejor forma de ayudar, y se me ocurrió usar mi páctica de mindfulness y todos mis conocimientos para crear herramientas para cultivar el mindfulness, vendiéndolas para recaudar fondos para la asociación Spes. A la vez, convertí un espacio en mi casa en mi sueño de taller, explorando técnicas y conectándome con mi creatividad dormida, que despertó con fuerza durante una sesión sobre las enseñanzas del Dharma sobre la Bodichita.
Así nació un blog, luego una página web. Hubo regalos inesperados, como el de una vecina que cerró su guardería y me dio material valioso.
Empecé a tomar cursos de mindfulness, desarrollando mi manera de trabajar la expresión creativa para cultivar la atención plena y desbloquear mi creatividad. Seguí informándome y haciendo cuadernillos de actividades, hasta que todo giró en torno a la expresión creativa como forma de cultivar la atención plena y el mindfulness para desbloquear la creatividad. Las cajas funcionaron bien, pero me enfermé de Covid persistente y cada vez tenía menos fuerzas para hacer trabajos manuales de esa índole. Tuve que cancelar los talleres que había planificado, pero pude completar mi formación como instructora de Mindfulness. Con mucho esfuerzo y aunque estuve a punto de interrumpirlo por mi enfermedad, completé una formación acreditada por la Asociación Internacional de Profesores de Mindfulness.
Ha sido un desafío perder mi autonomía física por el Covid persistente y procesar el duelo por mi hijo. Sin embargo, a pesar de o gracias a esta enfermedad, por primera vez puedo dedicarle tiempo a lo que soñaba de niña.
Las redes sociales no son lo mío; siento que me roban energía, la poca que tengo, para hacer cosas que considero más valiosas, como mis sesiones de práctica de creación meditativa mi práctica de mindfulness y mi aprendizaje. El contacto con los compañeros de la formación, ha sido muy valioso para mi y me ha permitido crear un espacio de enseñanza y aprendizaje que me confirma en mi vocación.
He crecido como creadora, profundizado en mi práctica de mindfulness y conocido a personas maravillosas. Me he alejé de relaciones dañinas para mi, entrando en una etapa de 'cueva', como se dice en el budismo, para crear un espacio seguro para sanar. Hoy siento que mi vida tiene sentido, que estoy más entera que nunca a pesar de los desafíos. Agradezco a la vida que me ha dado la fuerza y las herramientas necesarias para continuar con este proyecto.