Me encantaba dibujar cuando era niña. Era de hecho mi actividad favorita. Podía sentarme durante horas a dibujar y nunca me aburría. El dibujo era para mí una forma de expresarme e interactuar con el mundo que me rodeaba. El dibujo es un vínculo con mi infancia. En la infancia no tenemos miedo de ser creativos. Dibujamos o pintamos lo que queremos, sin pensar en lo que pensarán los demás. Usamos colores y formas de una manera lúdica e intuitiva.
El dibujo y la pintura me han ayudado a lo largo de mi vida a cuidarme de muchas maneras. Ha sido un salvavidas para mí, literalmente. He vendido camisetas pintadas a mano para poner comida en la mesa, pintar me ha ayudado a salir de la depresión o a caminar la tristeza.
Estoy muy feliz de haber empezado a pintar de nuevo. Espero seguir aprendiendo y explorando mi lado creativo.